Prender un cigarro Pall Mall Click On etiqueta verde, es una cajetilla de
diez cigarros ya que no te alcanza para una de veinte, no tiene un mal
sabor y es por eso que no te quejas, para nada. Ves la imagen del pulmón consumido y podrido, miras la imagen y le das
una mueca, una sonrisa de mal gusto como si aquella imagen calara
profundo en tu mente queriendo hacer que dejes de fumar, te ríes, es un
jodido mal chiste.
Es de noche, son las 0:40 y tiras tu primera bocanada mentolada de humo y elevándose
hacia un cielo pobremente estrellado producto de la hambrienta
modernidad vestida de grandes edificios y que vomita ruidos sin ritmos en donde sus luces artificales se dedican a
opacar todo lo naturalmente bello, pero aún asi puedes ubicar las
constelaciones que tus padres te enseñaron pues son las únicas que se
saben, ves "La Cruz del Sur", "Las Tres Marías" y el "Cinturón de Orión"
además de una que otra estrella autista que espera explotar para que
cuando reencarne asi pueda nunca más volver a estar sola.
El naranja
intenso de los focos nacientes de los postes de luz abundan y se deslizan por
sobre los techos de todas las casas, calles y parques. Es de noche y aún
fumas ese cigarro mentolado y sientes pasar ese suave humo por la
traquea, tan suave como piel de mujer, incluso dudas por un segundo de que como un
conductor milenario de tranquilidad usado por generaciones y civilizaciones más pensantes que en la que vivimos pueda generar muerte, solo recoges los hombros y te reduces a un "así es la vida" y sigues fumando.
El tiempo al igual que la noche no parecen avanzar, pero ahi están, por sobre todos y todo y con mil y una historia que contar, pero no hay oyentes, más que los sobrevivientes de muchas edades que agradecen por dormir en un lugar tranquilo, aunque sea lleno de ruido. La colilla cae al suelo y en seco, te das cuenta que la noche esta viva, expele humedad, esa tierra mojada y con algo más aunque no sepas que es ahi está acompañado con el frio que la caracteriza que llega tranquilo a tu ser y te saluda con una suave caricia a tu receptor olfativo. Ella no pregunta, aparece y es bienvenida igual, eres tu y ella; el tiempo avanza y se hace más presente sin ser vista sino que solamente percibida con sus brazos y heladas brizas que te mueven hasta la espina.
Quieres pensar en otras cosas, el momento está propicio y lo sabes; la película que viste en la tarde, sobre la vida que llevas y que pudiste en otra realidad haber tenido, de la guerra en Oriente hasta el puto calor que hasta estas horas se siente; de la chica que sueñas besar y follar hasta al amigo que hace tiempo empezaste a extrañar, pero, ella esta ahi compartiendo su presencia contigo, sabes que existe porque fuma tu cigarro con sus fríos y ventoleros labios. El cigarro se ha consumido y no hay más humo que botar asi que mientras ella te mira tiras la colilla y sin permiso ni aviso te retiras a tu nicho, sabiendo que ella volverá a verte y asi nuevamente querer una bocanda de tu cigarro fumarse.
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